Con el título de Pastillas de azúcar o cianuro, es como el cantante y guitarrista Rodrigo Canche Zarco presenta su nuevo disco como solista. Es un proyecto que nace en tiempos de aislamiento social, pero también en tiempos en los que él despierta la inquietud de expresarse en sus propios términos y con sus propios recursos. Completó las canciones, llamó a la gente que pensaba podía aportarle y el resultado está aquí: once tracks desprovistos de artificios y con una clara intención/dirección.
Su intención era “escribir y producir canciones que no se parecieran a El Club ni a Tijuana Love. Fue interesante. Tuve la oportunidad de trabajar con músicos que aportaran muchísimo al sonido, concepto y estilo del disco”. Al único que no apartó de los dos proyectos en los que participa, fue a Rodrigo Rosales, un ágil y comprometido guitarrista.
El resto de músicos que le acompañan en esta exploración son: el bajista Juan Pablo Granados; el batería Sammy Suárez (en una Fernando Sierra); los guitarristas, el ya mencionado, Rosales, luego Tony Delgado, Chen Sacasa, Juan Pablo Perea, Jorge Díaz Durán y Dan Roca; teclados Paulo García y órgano Tuco Cárdenas; armónica Domingo Lemus.
Abre la producción, la guitarrera Frenético. Beats marcados y una voz directa, muy en la línea del hard rock, convertida en power ballads. Lamento decir que la dicción de Zarco aquí, no está a su favor, como tampoco la letra. Parece estar escrita cual telegrama. Forzada, seguramente, para responder a la métrica de la canción. El sólo de guitarra de Sacasa, tampoco aporta para alcanzar el clímax de la canción. Sin embargo, hay fuerza.
Yo me inyecto amor, con aires blueseros, empezando por la armónica aunque no así la guitarra de Delgado. Es una canción de amor, pero de un amor que por no ser correspondido opta por “inyectárselo (amor)”. En esta única pieza, participa la voz de Delgado, que no termina por proyectar energía y, además, arriesga poco. En contraste a la de Zarco.
As de corazones rotos, en una pieza en tiempo lento, con la participación especial de Sacasa. Y la más emotiva El peor para vos. Es una ballad power, que se refiere a esa historia que, a pesar de haber creído que existía una buena relación con la expareja, no era consciente lo que al final causaba. “Y a pesar de que siempre fui un misterio/ me quisiste sin remedio/ nunca me imaginé ser el peor, para vos”. La interpretación es sentida y hasta dramática.
Llama la atención La Claridad. Es también ballad power, sobre un fango amoroso. Reconoce sí que, “Y en la profundidad de tu cuerpo/ se rinde la dulzura que hay en mi/ multiplicas tu boca sobre mí/Tu atención me cala hasta los huesos/me asusta el poder que hay en ti”, aunque no sin concluir con tristeza, “y que viene una nueva cicatriz”. Aquí sí, Sacasa interviene con un solo breve, emotivo, a punto de llorar.
Por último, quiere mencionar la divertida El único miembro de mi club social, es una mezcla de rock and roll, pero espeso. Aquí la guitarra la domina y la piquetea Rosales y la voz, hasta burlona, le sale a Zarco metalera. Es corta, es puro recreo.
Pastillas de azúcar o cianuro se desarrolla entre hard rock, rock garage y power ballads, con una que otra pincelada sino es que hilito de blues, a pesar que Zarco asegura: “Me gusta mucho el blues, es más, es la base de mi disco entero”. Respecto a las letras tengo mis reservas, por ratos resultan ingenuas, simples y predecibles y, por otras, emotivas, sinceras y originales. Aunque hago la salvedad que guardan la congruencia con lo dicho por Rodrigo Zarco: “el disco entero me identifica, es muy introspectivo, emocional y personal”. Sobre su voz, es directa, fuerte, madura y expresiva, capaz de emitir alaridos controlados y efectivos, es rockera. El disco hay que escucharlo. Tendrá el descubrimiento, de cómo un artista busca otras soluciones a sus propias ideas y emociones, en términos nuevos e independientes, pero también un artista que siempre ha amado el rock, y recurre a él porque es la mejor manera en la que se puede expresar.